El 18 de junio de 2021, Leire Malkorra, voluntaria en la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se disponía a continuar su labor en una zona del poblado vascón descubierto a escasos metros del castillo de Irulegi, en el monte homónimo del Valle de Aranguren. En ese lugar habían aparecido una serie de trozos de cerámica, así que estaba en la mente de todos y todas seguir extrayendo ese tipo de materiales. Pero lo que Malkorra no esperaba fue descubrir el objeto que iba a posibilitar reconsiderar lo teorizado hasta el momento acerca de la cultura de los antiguos vascones.
Sin duda, encontrar la mano tiene muchos puntos relevantes que deben considerarse. Por una parte, está datada en el siglo I a.C. El hallazgo de la mano de Irulegi es un descubrimiento arqueológico muy importante. La relevancia histórica que tiene tanto la mano, como los demás restos hallados en la cima de Irulegi es indiscutible.
Por otra parte, y ya desde un punto de vista formal, la mano de Irulegi es una lámina de bronce con forma de mano derecha extendida que contiene un texto escrito con caracteres paleohispánicos en lengua vascónica. Este hecho sitúa a la escritura vascónica antes del cristianismo y en un contexto rural y de complicado acceso.
Hasta el momento de este descubrimiento arqueológico se creía que el pueblo vascón se caracterizaba por su analfabetismo. Un pueblo sin ambiciones intelectuales dedicado a ganadería, agricultura y artesanía. Para los expertos y expertas, encontrar este texto abre un nuevo paradigma teórico que no se había contemplado hasta la fecha.
Y por último, si hacemos hincapié en su valor semiótico, encontramos en la mano de Irulegi un símbolo precioso para representar a quienes vivían (y vivimos) en esta tierra. Me explico:
- Una mano puede tener muchísimas connotaciones. De hecho, y llevándolo a un contexto más actual, no hay más que fijarse en la gran cantidad de emojis que encontramos con forma de mano en aplicaciones como whatsapp y que utilizamos constantemente para enviar mensajes a través de nuestros dispositivos electrónicos y smartphones. Lo mismo ocurre con el lenguaje de signos con el que podemos mantener una conversación elevada a cualquier plano intelectual, o también lo vemos en nuestro lenguaje corporal involuntario, que no podría considerarse completo sin tener en cuenta el uso de nuestras manos.
Sin embargo, de todas las posiciones en que podemos representar una mano para transmitir un mensaje, la de Irulegi está extendida. El simple hecho de tender la mano a alguien tiene un precioso significado de comunidad, ayuda y solidaridad.
Las hipótesis de los y las expertas de Aranzadi sitúan el objeto hallado colgando a la entrada de una vivienda. Imaginad una mano extendida en el dintel de una puerta y que además os desea fortuna (Sorioneku = Afortunado). Es un mensaje amable, de convivencia. Sin duda es algo que merece ser considerado como la representación de las mejores intenciones de aquellas personas que habitaban esta tierra, muy diferente a la caracterización tosca y burda que se había realizado y considerado de ellas. En este sentido, debemos adquirir y mantener esa simbología como legado cultural de un pueblo hospitalario a la hora de desear lo mismo a quienes quieran pasar, hospedarse o convivir en nuestra tierra.
- La mano de Irulegi se extiende también hacia personas incrédulas y dudosas. Una vez desenterrada ha resurgido como un embrión vegetal que aguardaba en letargo el momento idóneo para brotar a la atmósfera y seguir, en este caso, con su función apotropaica: desear fortuna.
Antes de terminar me gustaría señalar un último valor simbólico que se obtiene de este descubrimiento. El texto que aparece en la mano está marcado en un signario específicamente vascónico escrito en un sistema gráfico derivado del sistema gráfico ibérico. Es una adaptación propia de otro sistema importado.
- El actual Euskera, idioma surgido de aquel antiquísimo vascónico, es la lengua de esta tierra que ha hecho su esfuerzo por amoldarse a normativas gramaticales diversas a lo largo de los tiempos. Se ha visto involucrada, por necesidad, en el paso del tiempo y ha sabido perdurar ante cualquier adversidad histórica. La lengua vascónica, el Euskera, es (y no digo son) el legado cultural de los vascones que habitaron esta tierra. Vascones que, según la simbología de la mano de Irulegi, deseaban fortuna al visitante en vez de prohibirle el paso. Un pueblo con tendencia asertiva hacia otras culturas diferentes y dispuesto a absorber conocimientos y adquirir nuevas influencias.
La mano de Irulegi es un símbolo que contiene y manifiesta un mensaje de bienvenida que debemos recuperar como pueblo, región o unidad cultural, con el objetivo de mantener vivo ese carácter vascón desconocido hasta la fecha y que ha aparecido ante nosotros y nosotras. Un legado que debemos aprovechar por necesidad en un mundo cada vez más falto de hospitalidad en el que predomina, en términos generales, dar un portazo en las narices del prójimo.
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